Aes Gener, los malos de la película.
El escenario de la Zona de Sacrificio tiene como actores a un cordón industrial liderado por las termoeléctricas a carbón de AES Gener y la refinería de Codelco – Ventana.
Una comunidad que ha tenido que experimentar un aumento en intoxicaciones, en niños con malformaciones congénitas, en enfermedades respiratorias y cáncer, junto al deterioro sistemático del borde costero, el suelo y el agua de su territorio.
Durante cincuenta años los vecinos de Puchuncaví han denunciado la emergencia ambiental que viven producto del desarrollo industrial. Sin embargo, la desprotección gubernamental y el desentendimiento de autoridades es tal, que durante las últimas semanas las faenas de la Fundición Codelco Ventana y las termoeléctricas de AES Gener han mantenido niveles sobre los 1000 ug/m3. de Dióxido de Azufre, cuando la norma en Estados Unidos solo permite 197 ug/m3 por hora, mientras que en Chile no hay límite horario.
Las intoxicaciones de niños y adultos mayores se agudizan en estos días, en que las empresas deciden aumentar su faena sin tener en cuenta la salud de los habitantes.
Tras el estallido social que se generó a mediados de octubre en Chile, las demandas sociales se han vislumbrado como nunca antes en los últimos 30 años. Dentro de éstas, está la medioambiental, ya que el modelo industrial y extractivista -que supone “desarrollo” y “progreso”- cada día deja consecuencias más graves de contaminación, transformándose en otra violencia más: la violencia ecológica.
Las comunidades de 5 zonas de Chile viven a diario un pequeño “chernobyl”. Son vecinos de termoeléctricas, y eso conllevó a ser declaradas “Zonas de Sacrificio”, tierras principalmente costeras que en tiempos pasados fueron sectores libres de contaminación. Pero eso cambió radicalmente hace al menos 4 décadas, y hoy los contaminantes emitidos en el proceso de combustión de carbón, dañan y agravan lenta y diariamente la salud humana, inmersa en un mundo industrializado y poco amigable. Así, dentro de los graves impactos a la salud de estos vecinos está la afectación de sus principales órganos del cuerpo, que genera enfermedades cardíacas, cáncer, accidentes cerebro-vasculares, enfermedades respiratorias crónicas y afectación a las capacidades intelectuales y neurológicas, entre otras.
En esta grave problemática, la responsabilidad cae en el funcionamiento y operación non-stop de TERMOELÉCTRICAS A CARBÓN, que actualmente emiten en nuestro país un 97% del dióxido de azufre, un 91% del dióxido de carbono y un 88% del material particulado del parque eléctrico nacional. Estos gases contaminantes afectan directamente a Mejillones, Tocopilla, Huasco, Quintero-Puchuncaví y Coronel, situación ante la cual han sido declaradas zonas latentes o saturadas de contaminantes. En estas zonas, los índices de muertes por cáncer son los más altos de Chile.
Sara Larraín, directora de Chile Sustentable, una de las organizaciones chilenas pertenecientes a la campaña #ChaoCarbón y que ha visibilizado esta problemática es enfática al señalar que con esta operación non-stop, “se vulneran los derechos a la salud y a la vida, siendo los casos más graves las intoxicaciones masivas de la población en Quintero-Puchuncaví, donde las 4 carboneras son de AES Gener. Por su parte, en Tocopilla, el riesgo de morir es 22% superior a la tasa nacional, y en Huasco -donde la contaminación exclusiva es de las 5 unidades a carbón de AES Gener- el riesgo de morir es 71% superior a la tasa nacional, y 69% mayor a la región de Atacama”.
De las 26 termoeléctricas que aún operan en Chile- 15 son propiedad de Aes-Gener (EEUU); 7 de Engie, ex Suez energy (Francia – emblemática por caso de proyecto Barrancones en Punta de Choros); 3 de Enel (Enel Energy Europe Italia-Chile); y 1 de Colbún (Chile).
En vista de todo este contexto ambiental, y sumando el estallido social de Chile iniciado a mitad de octubre, era de esperarse que la COP25 fuera cancelada, ya que este territorio enfrenta varias problemáticas graves que se suman a las Zonas de Sacrificio: La todavía NO protección a glaciares, la crisis hídrica; y los cientos de relaves mineros abandonados a lo largo de todo el país, entre otros.
AES GENER: Principal empresa de termoeléctricas en Chile
AES Gener S.A., controlada por capitales norteamericanos de AES Corporation, es el principal dueño (52%) de las termoeléctricas a carbón en el país, siendo de su propiedad un total de 15 carboneras que contaminan las ciudades de Tocopilla (2), Mejillones (4), Huasco (5) y Puchuncaví (4). “En estas ciudades se superan constantemente las normas de calidad del aire, lo que afecta gravemente la salud y la calidad de vida de la población”, explica Sara Larraín.
Por su parte, Fundación Terram tampoco tiene una mirada optimista respecto al quehacer de la empresa. “Creemos que la principal empresa responsable de las emisiones de gases de efectos invernaderos en Chile es la transnacional AES Gener, así como la principal empresa responsable del conflicto termoeléctrico chileno, presente en cuatro de las cinco Zonas de Sacrificio de Chile: Tocopilla, Mejillones, Huasco y Quintero-Puchuncaví”, afirma Hernán Ramírez, investigador de Fundación Terram.
Por su parte, ENGIE, de capitales franceses antes conocida como Suez Energy, no sólo opera 7 termoeléctricas diariamente, sino que es recordada por el polémico proyecto Barrancones. En 2009, esta empresa quiso instalar una termoeléctrica en un ecosistema único en el mundo ubicado en la cuarta región de Coquimbo, a pocos kms. de 3 Reservas Marinas y del Archipiélago de Humboldt (Punta de Choros). La reacción y absoluto rechazo de la comunidad local, científica y ciudadana generó la baja del proyecto.
En tanto, ENEL contribuye con la operación de 3 termoeléctricas, entre las que se encuentra la Central Termoeléctrica Bocamina 1, ubicada en el sector de Lo Rojas de Coronel (región del Biobío) y que tiene más de 47 años de funcionamiento.
Varamientos de Carbón
Pero eso no es todo. Los varamientos de carbón en los alrededores de Ventanas son constantes. Debido a esto, en octubre de 2019, la Superintendencia de Medio Ambiente (SMA) sancionó a la compañía AES GENER, por hechos ocurridos entre 2016 y 2018. Las dos primeras infracciones fueron consideradas graves, y podrían significar: multas por hasta 5.000 UTA, la revocación de la Resolución de Calificación Ambiental (RCA) y la clausura de la planta, entre otras. En este sentido, la dirigenta de la agrupación Mujeres en Zona de Sacrificio, Katta Alonso, aseguró que “ellos (AES GENER) han sobrepasado y siguen sobrepasando los límites cuando hay gestión de episodios críticos, o sea, cuando el viento no nos acompaña, y se siguen produciendo peaks de CO2 en la zona”.
Por su parte, el senador Francisco Chahuán (RN) indicó que la termoeléctrica a carbón no ha tenido un proceso de desarrollo compatible con el medio ambiente. Señaló además que -a pesar del recurso de protección y otras acciones legales que ha presentado- existe impunidad en los vertimientos de carbón. Según el parlamentario, hasta octubre, ocurrieron 181 vertimientos de carbón en Ventanas. “O los organismos públicos están mirando para el lado o acá hay una impunidad total, y por tanto yo aplaudo que después de seis o siete años de vertimientos continuos, permanentes, al menos se hayan levantado cargos respecto de Aes Gener”, expresó.
¿Voluntad de cierre?
La campaña Chao Carbón (www.chaocarbon.cl), con más de un año de vida y 100 mil firmas reunidas, busca que el cierre de las termoeléctricas en Chile se concrete al 2030 o antes, y no al 2040, como ha planteado el Gobierno.
“A pesar de poseer 15 termoeléctricas a carbón y el 55% de la capacidad eléctrica a carbón instalada en Chile, AES GENER sólo ha comprometido la paralización de dos unidades: Ventanas 1, en 2022; y Ventanas 2, en 2024 (total 322 MW). Esto representa una reducción en su potencia instalada de tan solo un 13%, inferior a lo comprometido por ENGIE (67%) y por ENEL (44%) para el mismo periodo”, explica Ramírez, de Terram.
Y suma que “lo que refleja del grado mínimo de compromiso de la empresa en la lucha contra el cambio climático, así como por la mejora de la calidad del aire que respiran los habitantes de las zonas en donde se emplazan sus termoeléctricas en Chile, algunas de las cuales ni siquiera podrían operar en el país de donde proviene la empresa (Estados Unidos)”. Datos no menores a la hora de analizar el bien común y salud de habitantes y medioambiente del territorio.
Por su parte, desde Chile Sustentable comentan que “a nivel internacional. AES Corporation comprometió reducir el 70% de las emisiones de dióxido de carbono al 2030. Pero en Chile, sólo comprometió cerrar 2 de sus unidades al 2025, en el Acuerdo de Descarbonización. No ha entregado fecha de cierre para las 13 restantes, las que eventualmente podrían funcionar por 20 años más, hasta 2040”, explica Sara Larraín.
En este sentido, Ezio Costa, director ejecutivo de ONG FIMA, agrega que “no creo que las empresas de generación de energía tengan otras opciones que no sea avanzar hacia energías renovables, para mantenerse en el largo plazo. Pero eso es una cosa distinta que el cierre efectivo de las termoeléctricas, y en ese sentido, no se ha dado ninguna señal efectiva.
Problemática de las Termoeléctricas en la COP25
Con todo este contexto, la grave problemática de vivir en Zonas de Sacrificio en Chile se tomó la agenda de la COP25 en Madrid, pese a que en sus primeros días el vocero del Ministerio de Medio Ambiente, Andrés Landerretche –al ser consultado sobre la importancia del cierre de estas industrias- declaró que “la pregunta escapa un poco a la agenda de la COP”.
“Quizás esta invisibilización que se pretendía respecto a este tema responde a que empresas como ENGIE ESTÁN FINANCIANDO LA COP25, siendo parte de sus más grandes auspiciadores, mientras que hace sólo un par de días esta misma empresa frenó su programa de descarbonización escudándose en la crisis social chilena”, plantean desde #ChaoCarbon.
De esta manera, y conociendo los nuevos planes de ENGIE, Organizaciones ciudadanas expresaron que “la Coalición Nacional #Chaocarbón, condenan el egoísmo y oportunismo de ENGIE que anula la anticipación, lo que resulta contradictorio, dado que ENGIE es incluso uno de los grandes patrocinadores de la COP25. Manifestamos nuestra enorme preocupación por las Unidades 14 y 15 de Tocopilla, cuya operación supera los 40 años”.
Es así como la temática se ha internacionalizado más de lo que el propio Gobierno esperaba. Prensa española ya ha publicado extensos reportajes al respecto, mientras que la grave contaminación de las zonas de sacrificio llama la atención internacional.
Volviendo a Chile, justamente ayer el Gobierno anunció el cierre de 4 termoeléctricas para el año 2024, “pero lamentablemente esto no es suficiente. La problemática que vivimos a causa de la contaminación por carbón es de vida o muerte, por lo que el llamado que hace el Gobierno a ser un país carbono neutral para el año 2050 es ineficaz e inaceptable”, expresan desde el Movimiento Chao Pescao, parte de la coalición #ChaoCarbon. “Los ciudadanos exigimos fuertemente limpiar nuestra matriz energética de carbón, como medida urgente y coherente a los derechos humanos de miles de chilenas y chilenos, y de la conservación de nuestros ecosistemas”, agregan.
En esta misma lógica, Ezio Costa de ONG Fima plantea que “la descarbonización de nuestro país es una demanda presente en la discusión de la crisis social que se vive actualmente, que también es una crisis ecológica. Por lo mismo, debe estar presente también en la discusión política y constituyente que se está produciendo”.